jueves, diciembre 28, 2006

¿Millonario?

Hoy por primera vez jugué al 5 de Oro. La idea fue de Federico, que tampoco es jugador habitual, pero que hace ya algunos "5 de oros" que viene probando suerte, sin suerte.
Fui al local de apuestas “Altamira” en la mística calle de Germán Barbato. Un asco de lugar.

- Quiero jugar al 5 de Oro, y con Revancha.- dije con un poco de temor inexperiente
- Como no joven, dígame sus números.
- 2,13,18,19 y 29.
- Muy bien…
- Y para la revancha estos números…
La chica me miró con cara de “este es un Pobreloco” y me explicó que la revancha no consiste en jugar a otros cinco números. Con lo cual me quedé sin apostar a esta otra combinación: 2 10 21 28 33.

Luego Observa me jugó una mala pasada con una noticia (en broma) sobre la suspensión del sorteo. Mientras la leía me ofendí. “¿Qué van a hacer con mis 30 pesos si no hacen el sorteo?”

Cuando escribo esto el sorteo aún no se ha efectuado, pero puede que cuando usted lea yo:
a) ya sea millonario.
b) siga siendo un Pobreloco como hasta ahora.
c) sea un tremendo gil porque salieron sorteados los otros cinco números a los que no jugué.

miércoles, diciembre 20, 2006

Historias de Germán Barbato II

Tenés que escribir algo sobre estos tipos, dijo Carol.
El lugar no podía ser otro la mística calle de Germán Barbato. “Estos tipos” eran dos. Uno estaba tirado en un banquito de la peatonal con un buzo sobre la cara. Dormía cubierto por una nube de 100% de humedad y bajo un manto de 34 grados de calor. Su compañero estaba en estado sentado-vegetativo: ojos abiertos, boca semiabierta al borde del babeo y señales vitales mínimas. Ocupaba la milimétrica franja de asiento libre que dejaba su horizontal acompañante.
Me pregunté porqué estarían en ese estado. ¿Acaso golpeados por los flagelos que azotan la sociedad? Me refiero al alcohol, la pasta base, la reforma tributaria, Paco Casal, Sos mi vida.
Quizá ambos estaban bajo el efecto de un buen “pedal”. Lo cual es bastante apropiado para ese tramo de Germán Barbato, desde donde hace casi 50 años partía la primer vuelta ciclista del Uruguay.

lunes, diciembre 11, 2006

Esclavo

Luego de cinco años mirando la hora en relojes ajenos me llegó la hora.
La vida me llevó a estos extremos. De a poco voy acogotándome. Primero me puse una corbata que corta la cirulación a nivel de la yugular y ahora me acogoté las venas con un reloj pulsera.
Espero no morir ahorcado (como Sadam).

jueves, diciembre 07, 2006

Segundos fatales

Fue en el garage del edificio de mis padres. Entraba con el auto y abrí el portón automático. Luego de una breve espera, mientras la pesada puerta de hierro se elevaba, puse primera. Al entrar salude a una vecina, vieja y muy arreglada. No la conozco, pero siempre saludo a los vecinos. La señora me hizo un gesto como que me quería decir algo. Estacioné con alguna maniobra de más. No soy un tipo hábil al volante. Mientras tanto el portón seguía abierto. Demora un minuto en cerrarse de modo automático.

Bajé del auto y la señora “aún estaba allí”.
- ¿Qué tal? – dije sin esperar respuesta.
- ¿No cerrás el portón? – dijo con tono inquisidor.
- No, se cierra solo. – realmente estaba asombrado por la pregunta.
- Pero demora.

La señora me contó que en ese tiempo de demora puede entrar algún ladrón. Y me dijo que a una amiga “de toda la vida” la habían violado hace poco en el garage de su casa por no cerrar el portón a tiempo.

La miré fijo. Y me fui, asqueado por la perturbadora imagen mental de un ladrón violando a una señora de 70 años. Pero como yo soy un ágil joven de 27 no tengo de que preocuparme. Es difícil que me violen.

Lo que está claro es que si algún día entro con mi abuela cerraré el portón enseguida.

viernes, diciembre 01, 2006

Historias de Germán Barbato

Sucede varias veces a la semana en el carrito de comidas de Colonia y Germán Barbato. El vendedor entrega el pancho, la hamburguesa de gato, el chivito, o lo que sea al consumidor. En el momento en que éste tiene las dos manos y la inteligencia aplicadas al acto de comer pasa corriendo un punga y manotea lo que sea: cartera, mochila, portafolio, una nalga. La vía de escape es Germán Barbato para abajo, lo cual es ideal porque de un lado hay peatonal y del otro hay semáforo y se complica perseguir a los chorros en auto si la luz está en rojo.
Me encantaría haber descubierto esto por mis propios medios, pero me lo contó Carol mientras fumábamos en un banquito de la peatonal. También me relató un montón de historias de Germán Barbato que irán saliendo. Hay que saber aprender de la gente que sabe mirar.