Hoy por primera vez jugué al 5 de Oro. La idea fue de Federico, que tampoco es jugador habitual, pero que hace ya algunos "5 de oros" que viene probando suerte, sin suerte.Fui al local de apuestas “Altamira” en la mística calle de Germán Barbato. Un asco de lugar.
- Quiero jugar al 5 de Oro, y con Revancha.- dije con un poco de temor inexperiente
- Como no joven, dígame sus números.
- 2,13,18,19 y 29.
- Muy bien…
- Y para la revancha estos números…
La chica me miró con cara de “este es un Pobreloco” y me explicó que la revancha no consiste en jugar a otros cinco números. Con lo cual me quedé sin apostar a esta otra combinación: 2 10 21 28 33.
Luego Observa me jugó una mala pasada con una noticia (en broma) sobre la suspensión del sorteo. Mientras la leía me ofendí. “¿Qué van a hacer con mis 30 pesos si no hacen el sorteo?”
Cuando escribo esto el sorteo aún no se ha efectuado, pero puede que cuando usted lea yo:
a) ya sea millonario.
b) siga siendo un Pobreloco como hasta ahora.
c) sea un tremendo gil porque salieron sorteados los otros cinco números a los que no jugué.













¿Quiénes somos? Es una pregunta que se formula el hombre desde que es hombre. Yo me la vuelvo a plantear hoy. El motivo es simple y responde a dos episodios.



